
¡Hola!
Me llamo Marta, pero por internet se me conoce como Mec, o Mec-chan. Soy de Martorell, un pueblo cercano a Barcelona (España), y soy artista multidisciplinar. Mi obra se inspira mucho en el Kawaii, los animales (sobretodo las aves), el cómic, la animación, el mundillo friki, la cultura japonesa y la vida cuotidiana. Pese a que acabé estudiando diseño en la universidad, mis verdaderas pasiones son dibujar y coser. Me gusta crear mis propios personajes, con sus historias y peculiaridades, y luego plasmarlos en dibujos o en las tres dimensiones gracias a la costura.
Soy coleccionista de muñecas Pullip y Mi Pequeño Pony vintage (puedes ver fotos en Instagram y Flickr). Adoro los animales, pero las aves son mi pequeña obsesión, en especial los diamantes mandarines. Actualmente soy artista freelance, realizo trabajos de ilustración, diseño gráfico y artesanía, a la vez que expando mi marca personal Pick·Chick y doy talleres y clases de dibujo y artes plásticas.
Sobre Pick·Chick
Pick·Chick nació en 2009, mientras cursaba el bachillerato artístico. El nombre surgió a raíz de un trabajo de clase de diseño, donde creé un logotipo para una marca con la que comercializar los broches de fieltro que cosía. Un año más tarde, al adentrarme en el coleccionismo de muñecas Pullip, empecé a vender ropa para ellas hecha a mano bajo el nombre de Pick·Chick, y fue cuando la marca se hizo más conocida por internet, participando en foros, eventos y ferias.
En 2016, y tras una pequeña crisis personal, dejé de coser ropa para muñecas para centrarme en los peluches y la ilustración mucho más seriamente. Hacer que Pick·Chick no fuese solo un hobby e intentar convertirlo en mi trabajo. Empecé a asistir a eventos de ilustración y formé parte del grupo Navis Delirium para crear diversos fanzines.
Durante un tiempo estuve combinando este proyecto con otros trabajos a media jornada hasta que por fin, en 2019, pude darme de alta como autónoma y convertirme en artista freelance profesional. Desde entonces, aunque la crisis del covid ha hecho bastante daño, sigo luchando por que Pick·Chick sea un proyecto empresarial estable y que me permita vivir de lo que más me gusta hacer (y parece que lo voy consiguiendo).

